Relatos eróticos del mundo romano
Muchas de las civilizaciones antiguas tenían una gran conexión con el erotismo y el sexo, por lo que no es extraño encontrarnos con algunos relatos eróticos del mundo romano, los cuales sin duda alguna formaron una parte importante de la cultura de esta civilización.
Como seguramente ya sabrás, la literatura romana era bastante variada y abundante, pudiendo encontrar textos de cualquier tipo de tema. Sin embargo, la mayoría de textos que aportan más información son aquellos que cuentan con poco prestigio cultural, como las sátiras, comedias, poemas e incluso pinturas de murales o inscripciones.
Pero debes de saber que los antiguos romanos también contaban con sus historias xxx, las cuales, aunque claramente no eran nada como lo que podemos encontrar hoy en día, llaman la atención de bastantes personas y echaban su imaginación a volar, aunque en muchos casos también se apoyaban de ilustraciones con el fin de expresarse mejor y llamar mas la atención.
Hay una serie de relatos eróticos del mundo romano que resultan bastante interesantes, motivo por el que te queremos hablar un poco sobre ellos en este artículo, además de que son de gran ayuda para comprender mejor la cultura de esa civilización.
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Los relatos eróticos del mundo romano que debes conocer
Estos son algunos de los relatos o textos eróticos de la Antigua Roma que consideramos que deberías conocer:
Los relatos de Príapo y los Carmina Priapea
Lo primero que tienes que saber es que Príapo era el dios de la fertilidad y el cual tiene un origen frigio (de Asia Menor), del cual se pueden encontrar referencias a partir del siglo VI a.C. El culto de este dios llegó a difundirse por toda la cultura helenística, esto gracias a la gran difusión que tuvo la religión dionisíaca.
De hecho, era un dios campestre que se representaba con grandes genitales, el cual también era visto como el dios de la fertilidad y la buena fortuna, siendo el protector de los viñedos, jardines y huertos. Pero aquí lo que nos importa es que era visto como el patrón de las personas que buscaban una satisfacción sexual, así como de los marineros y pescadores.
En todas sus representaciones se puede ver con un cuerpo desproporcionado y con un miembro siempre en estado de erección y con un gran tamaño.
Sin embargo, en cuanto a los relatos, nos encontramos con los Pirapeos (Carmina Priapea), que son en pocas palabras una colección de poemas erótico-festivos que fueron escritos de forma anónima, en los cuales nos encontramos con un tono desmadrad y con elegancia. Los especialistas, al tener en cuenta su estilo y rima, creen que fueron creados en la época del emperador romano Augusto.
Los versos fesceninos, dando origen al teatro erótico en Roma
En el caso de los versos fesceninos, nos encontramos con algunas expresiones subidas de tono que cuentan con un carácter jocoso, los cuales eran utilizados por los romanos en ciertas ocasiones de jolgorio, como puede ser el caso de los enlaces nupciales, marchas triunfales e incluso en fiestas de cosechas.
Este tipo de versos tenían el objetivo principal de evitar que los dioses, que pudieran tener envidia de su felicidad, llegarán a provocar males, por lo que podemos decir que cumplían una función similar a la de los falos. No se llegó a conservar ningún ejemplo de estos versos, pero incluso Catulo llega a hacer referencia a ellos.